Veo un rocío acariciando una hoja,
siento el aire en mi piel,
y la tierra bajo mis pies.
Contemplo el cielo,
las aves vuelan,
y con ellas, mis sueños.
Mis ideas brotan con el viento,
el silencio me grita
y le da fuerza a mi voz.
Mis pasos se hacen firmes,
reconozco mis latidos
y me doy cuenta: estoy viva.
Canto una melodía,
mi voz suena, y soy libre de expresar.
¡Que se escuche mi voz!
Hoy soy un ser humano fuerte,
que vive el ahora.
Así que, miedos... ¡váyanse de aquí!
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