Mi alma descansa en paz,
la calma me inunda,
y mi pecho arde en profunda ternura.
Corazón mío,
¡cuánto te he juzgado!
Eres fuerte, jamás me has fallado.
Alma mía,
brillas más de lo que imaginé,
amo mi vida y el camino que me forjé.
Amo al viento,
que me supo guiar,
amo el dolor que me hizo cambiar.
El dolor que me transformó.
Vida mía,
no busques más su voz.
Que se acaben las lágrimas,
que muera el temor,
el amor no nace del dolor.
Vida mía,
no debe doler,
para aprender a renacer.
Viento, grítame fuerte,
que no me distraiga,
corazón, que el miedo no te apague.
No temas la vida,
no temas la muerte,
no temas al cambio, su luz es tu suerte.
Que al final, todo tiene un sentido.
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